domingo, 10 de febrero de 2013

La República de los maestros.




Éstos son tiempos confusos en los que alguna emisora de radio parece querer recuperar el lenguaje guerracivilista y algún periodista, a lo mejor soñando con un cameo en una película como secretario de Goebbels, parece haber perdido definitivamente el juicio tachando casi de rojo, ¡válgame Cristo!, al ABC.
Hubo un tiempo, hace ahora 80 años, en que hombres de verdad arrastraron al país a una ilusión colectiva por afrontar gravísimos problemas enquistados desde hacía siglo y medio,  hombres que dieron el voto a las mujeres por primera vez y que hicieron así nacer el primer sistema político verdaderamente democrático de nuestra historia, y desgraciadamente el único anterior al que hoy disfrutamos.
Cómo no reivindicar ahora su defensa de la libertad, de la justicia social, del sufragio universal, su valentía para comenzar la reforma agraria, para escuchar los deseos de autogobierno de la periferia no castellana y, sobre todo, sus campañas de alfabetización que llegaron al último pueblecito de Las Hurdes, las ¡10000 escuelas! levantadas en menos de dos años. Jamás antes, nunca después se construyeron tantas. Un régimen que hace eso por sus niños no puede ser malvado. La República sacó a España del siglo XIX, los indicadores de riqueza nacional conseguidos no se recuperaron hasta bien entrados los años 50.
La República no fue la causa de la Guerra Civil. Su gobierno legítimo sucumbió desvalido a la guerra abierta por el golpe de estado, en una Europa en la que sólo Gran Bretaña y Francia mantenían a duras penas la llamita de la democracia frente al Fascismo. Nada ayudaron estas democracias acosadas a la pobre democracia española, pero los bárbaros fascistas apoyaron sin tapujos a Franco.
El error, si es que lo hubo, fue no haber sabido dominar la intransigencia de los conservadores y la ansiedad de los izquierdistas, no haber podido contener la violencia de unos y otros. Pero, ¿de verdad podía hacerlo?
¡Cuándo entenderá la derecha democrática de este país que reivindicar los ideales de la República no es revanchismo alguno! ¿Qué revanchismo ha habido aquí cuando desde la Transición no se han pedido cuentas a nadie y tribunales españoles se las han pedido a Pinochet o Videla? Hay que reivindicar la memoria del único periodo democrático de nuestra historia, la memoria de un alcalde elegido por los mirandeses y fusilado por los golpistas.


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